Se trata de efectuar una serie de medidas (20, 30... cuantas más mejor) de puntos claves del rostro, por coordenadas hasta los bordes del papel. Por ejemplo, se buscará la ubicación exacta de las comisuras de los labios, lagrimal de los ojos, lóbulo de las orejas, barbilla, parte superior de la cabeza, etc... Para ello podemos emplear la longitud del lápiz, una regla, o los bordes de un papel en blanco, donde podemos señalar medidas. Lo interesante es no calcar, sino ir adiestrando nuestros ojos a la hora de medir estos puntos-guía, y cuando tengamos un buen número de ellos identificados, podremos ir conectándolos mediante sombras y luces.
Es importante no alterar con marcas ni líneas la fotografía de partida que usemos como modelo.
Hay que considerar que lo que está más iluminado en la fotografía, habrá de dejarse con el blanco del papel, y el resto de grises, desde los más suaves hasta los más oscuros, irán tratándose mediante frotado (no se efectúan líneas) controlando la presión del lápiz. Es recomendable un lápiz blando (6B - 8B), e interponer un papel entre la mano y el dibujo para que no se manche.
A continuación se muestran algunos ejemplos de trabajos realizados en clase.
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